Previously in Oktoberfest: "Por allí vimos también a un doble de Kai Hansen (guitarrista de
Helloween y Gamma Ray, memorizad este nombre que aparecerá en
posteriores capítulos) montando un pollo mientras los de seguridad poco
menos que se descojonaban de él…"
Sonando: I WANT OUT (Helloween)
Desde hace un tiempo, una lechuga se ha convertido en nuestra compañera de fiestas, "El sabio de hortaliza" no falla en las grandes ocasiones, y esta era una gran ocasión. Desde España traiamos una lechuga que el primer día metimos en la nevera de la habitación, hoy era el último día de fiesta para nosotros (el siguiente ya nos íbamos) y había que culminarlo con la hortaliza. Meter la hortaliza en el nevera fue una buena idea, lástima que no nos dimos cuenta que la nevera estaba enchufada, la lechuga estaba viva pero tenia unas manchas negras un tanto… sospechosas, a pesar de todo la lechuga vino con nosotros. Un día más, en lo que ya se había convertido en rutina, nos fuimos al Oktoberfest, por ser el último día, cuando Carlos nos dijo si cogiamos el bus pasamos de él y fuimos caminando al metro. Mientras íbamos hacia el metro, mi primo, hombre previsor donde los haya, empezó a planear lo que hariamos, que cenariamos, tomariamos algo y nos iriamos pronto a dormir que mañana había que madrugar, antes de que acabara la exposición, Iñaki le frenó diciendo "Germán, no planifiques, deja que la fiesta guie tu camino, ella decidirá por nosotros", y así lo hizo.
Era el último día de oktoberfest, no sabiamos donde ibamos a comer mañana o sea que fuimos a despedirnos del bar de la rubia. Después de comer mientras liquidábamos sendas jarras, nos fuimos al Theresienwiese, inténtamos sentarnos en el interior de las carpas, ante la mirada atónita de los de seguridad que veian a un tipo con una lechuga en la mano. No encontramos sitio y nos quedamos fuera. Al poco se nos sento un matrimonio de norteamericanos al lado, practicamente antes de saludarnos la mujer se quedó mirando la lechuga que presidia la mesa y señalándola pregunto "What’s?" (que significa "que cojones hace una lechuga ennegrecida en la mesa?", el ingles norteamericano tiene una gran capacidad de sintesis), le explicamos que la lechuga era nuestra amiga y nuestro amuleto, la señora alucino bastante pero al poco ya estaba brindando al grito de "Ojete!". Poco después se largaron y se nos sentaron unos sudafricanos un tanto extraños (eh German?) que también fliparon en colores con nuestra amiga la hortaliza. Entre brindís y brindís, Carlos Turmo consiguió lo que Guardiola no ha podido conseguir, llegar a la séptima, la séptima jarra rota se entiende. Pédimos la cena y cuando estabamos acabando reapareció la americana, esta vez sin el marido, se hizo unas fotos con nosotros, unas risas y dijo que luego volveria, el que no volvió fue mi primo, que justo después se levantó para ir al lavabo y me llamó diciéndonos que nos esperaba en otra parte, que no aguantaba más al sudafricano. Cogimos los bártulos y nos metimos de nuevo en la carpa, esta vez con mas suerte ya que enseguida nos hicimos un hueco cerca de un grupo de españoles. Cuando vio que haciamos brindar a los guiris al grito de "Ojete!" uno de ellos se nos acercó y nos dijo "sois un poco hijos de puta", gracias. A todo esto la hortaliza, como en otros viajes, se había ido reduciendo, entre los mordiscos que de vez en cuando le pegábamos, las hojas que se iban cayendo y las que les poniamos a la gente encima… .
La tarde noche se había pasado volando y tocaba irse, nos encontramos con unos camioneros de Olot con los que trabamos una breve amistad, incluso hablamos de que se vinieran con nosotros a nuestro bar, todo muy bonito hasta que uno de ellos chocó con otro tio y pensó que porque arreglar las cosas hablando cuando se pueden arreglar a hostias, el caso es que pretendia ir detrás del tio que había chocado con el a matarlo, le paramos los pies mientras otro de sus compañeros se dedicaba a acosar a las mujeres que por allí pasaban, y cuando digo acosar no me refiero a acercarse y decirle cosas, me refiero a que podia ponerse de rodillas y morderles el trasero. Llegados a este punto pensamos que nosotros ya estábamos lo suficientemente zumbados como para juntarnos con unos psicópatas que estaban el doble de zumbados que nosotros, les dijimos que nos lo habíamos pensado mejor, que mañana nos íbamos y que nos iriamos a descansar. Para que no nos siguieran cuando ibamos a la salida nos apartamos a un lado, allí apareció un escocés que quedó impactado con el chubasquero amarillo de Iñaki, cuando supó que eramos españoles se alegró sobremanera ya que, por lo visto, era aficionado del Villarreal, incluso le dió el mail a Iñaki para que le escribiera (cosa que Iñaki, como todos podeis suponer, hizo en cuanto llegó a Barcelona). No sabemos como, los tipos peligrosos de Girona, volvieron a aparecer, se sorprendieron de ver que no nos habiamos ido, pero teniamos la excusa de que Carlitos había ido al lavabo, nos volvimos a despedir y fuimos a coger un taxi a acabar la noche en nuestro bar.
Cuando llegamos a la zona nos fijamos en unas luces que habia más alante, era el garito al que fuimos el primer dia (Capítulo 276), resulta que estaba abierto y los otros días ni lo habiamos visto. Pensamos que era buena idea que antes de entrar en nuestro bar podíamos ir a visitarlo de nuevo. Cuando los de seguridad nos vieron, con nuestros gadgets, pañuelos, peluca rosa, lechuga, chubasquero + gafas de cobra y Carlos, lejos de echarnos a patadas gritaron con considerable alborozo "THE SPANISH!!!!". Si, se acordaban de nosotros, nos dijero que nos dejaban entrar pero que hoy no la liáramos mucho porque había más gente, nos hicieron quitarnos las pelucas, pañuelos, chubasquero y gafas (a Carlos no nos lo pudimos quitar de encima) y entramos. Carlos, Germán y yo traspasamos el umbral (Francisco) de la puerta y cuando ibamos a bajar las escaleras escuchamos la voz de Iñaki: "One moment". Bien, eramos unos tios vestidos de pena, considerablemente perjudicados y con una mala fama que nos precedia, personalmente pensaba que si después de todo esto habiamos conseguido que nos dejaran entrar en un garito no era buena idea complicarlo más, Iñaki no opinaba lo mismo. Señalando al de seguridad le dijo "Do you know Kai Hansen?" (¿conoces a Kai Hansen?), el segurata (en aleman seguraten) se quedó aturdido unos segundos, y respondió que no…, Iñaki, lejos de rendirse le dijo que era el guitarrista de Helloween y Gamma Ray (¿o es Rama Gay?), el "seguraten" hizo ver que le sonaba (supongo que para quitarse a Iñaki de encima). Iñaki le miró fijamente y le dijo muy serio "Kai Hansen en España es más importante que el presidente Zapatero", el tio estaba flipando e Iñaki se unió a nosotros y entramos mientras el de seguridad debia de pensar porque coño nos habia dejado entrar.
Nada más entrar, nos volvimos a poner los pañuelos, pelucas, gafas, chubasquero,etc… . El local estaba bastante más lleno que el otro día, el DJ no era el mismo, aunque cuando le dijimos que estuvimos el lunes, resulta que había oido hablar de nosotros, esta vez no nos hizo el favor de poner rock. El contraste entre nuestras pintas y el ambiente "pijo" era considerable, estuvimos un rato en el que, evidentemente, acabamos conociendo a todas las personas del garito para despedirnos y visitar, por última vez, nuestro bar.
La señora, que el primer día nos miraba mal, ya se alegraba de vernos (las cajas que estaba haciendo esos dias seguro que jugaron a nuestro favor.), como siempre nos adueñamos de la música y empezamos a interactuar (llámalo interactuar llámalo acosar, molestar, etc…), con el personal del garito, que curiosamente siempre era diferente. Había una parejita sentados en los sillones tomando algo tranquilamente, enseguida se les acabo la tranquilidad y al poco ya nos estábamos haciendo fotos con ellos, ante la mirada alucinada del tipo (que era una mezcla de Flea de los Red hot chili peppers y Garfunkel) y su novia. Más tarde la cara de la novia cambió del alucinamiento al miedo después de ver nuestra "imitación" de Joan Laporta, de hecho no paró hasta que convenció al novio para largarse. Más tarde llegó al bar un tipo que no sabemos como ni por qué acabó invitando a Iñaki a una pizza (curiosamente ninguno de nosotros sabía que allí hacian pizzas). La pizza estaba tremenda y no se cuantas nos pedimos, la señora, una vez más acabó diciéndonos que no más por favor. Bien comidos y bien bebidos nos fuimos de vuelta al hotel, mientras la señora limpiaba su bar pensando, erroneamente, que mañana volveriamos…, probablemente sea la única persona de Alemania que a día de hoy lamente nuestra ausencia.
Puro_Trap. Sabien de Hortalizen.