Si tuviera que hacer un ranking con mis fiestas de fin de año, la de ayer, seguramente, ocuparia el primer lugar en cuanto a la selección musical (Kiss, Clash, Ac/dc, Jamiroquai, Green Day…), pero a pesar de ser bastante diferente a otros años no se acerca ni de lejos al surrealismo de la nochevieja de hace 10 años.
Aquel 31 de Diciembre me desperte en Santa Coloma, y después de comer, a las 3 en punto cogia un autocar con dirección a Zaragoza. No es que tuviera ganas de celebrar el año nuevo allí, sino que, el día 1 a las 8 de la mañana tenia que estar vestido de soldado, con un arma en las manos, haciendo una guardia de 24 horas, el porque tenia que ser precisamente yo, acompañado de 3 sospechosos habituales, el que hiciera aquella guardia, forma parte de otra historia. Llegué al Zaragoza sin novedad, y cené (en contra de mi voluntad) en el cuartel. Nada más cenar, junto con mis compinches Don Pinpom, Molins y Tom, nos quitábamos el traje de romano y nos vestiamos de personas para comenzar la fiesta. Don Pinpom, antes de salir, tenia la misión de sacar el coche de un compañero del cuartel y dejarlo aparcado en la zona industrial de enfrente, justo donde teníamos que coger el autobus para Zaragoza. Nos subimos en el coche y nos dirigimos a dicha zona industrial (el mítico Somport), allí nos quedamos dentro del coche esperando a que viniera el puto autobus. Transcurria el tiempo y el autobus no venia, de hecho no tenia ninguna pinta de que fuera a aparecer ningún autobus, mientras por nuestro lado iba pasando el coche del vigilante de seguridad que ya estaba algo mosca con que hubiera un coche parado con 4 tios dentro en plena zona industrial desierta. Empecé a apremiar a Don Pinpom, para que por lo menos fuéramos al pueblo de al lado a comer las uvas, ya que en cualquier momento me veia que vendria algún coche patrulla a preguntar que coño hacíamos allí, Don Pimpon intentaba aparentar tranquilidad y decia "no pasa nada, le decimos la verdad, que este coche nos lo ha dejado un amigo y que estamos aparcados esperando un autobus", "si claro -le decia yo-, no te olvides de decirle que llevais drogas por si no es suficiente con tu historia para que acabemos en el talego". Finalmente el compañero claudicó y nos dirigimos a San Juan de Mozarrifar que a eso de las 11:30 de la noche parecia un pueblo fantasma. Llevábamos cada uno una bolsita de 12 uvas (gente preparada) y nos plantamos en la plaza del pueblo debajo del campanario con la esperanza de comernos las 12 uvas allí, solos en aquella plaza, teniamos serias dudas de que ese campanario fuera a sonar, en una esquina vimos un bar semicerrado, a menos 10 entramos en el bar, en el que sólo habia un camarero y un cliente. No había música, no había tele, no había casi luz, en realidad sólo era un tio bebiendo y un camarero mirándole, le pedimos que nos enchufaran la tele para comernos las uvas, y el camarero con cara de "¿ah, pero hoy es nochevieja?" nos la puso y nos las comimos. Brindamos con cava y volvimos al coche y a la zona industrial a seguir aparcados. En ese momento entró en juego Molins. Molins era…, como explicarlo…, Molins era dios, un chico bajito, ni muy guapo ni muy feo, pero con una labia espectacular. Con las mujeres tenia un don, y lo bueno es que el tio no presumia de conquistas, al contrario, no hablaba de ello pero siempre le veiamos con una mujer diferente. Esa noche cogió el movil (en aquella época era toda una rareza alguien con movil), y llamó a una chica con la que había quedado 2 meses atrás y de la que había pasado olimpicamente, porque además este señor además del don de la palabra, tenia el don de que era imposible fisicamente odiarle. La chica (que repito que había sido repudiada con el dos meses atrás), hizo que su padre cogiera el coche y nos viniera a buscar para llevarnos a Zaragoza. Evidentemente la chica se vino con nosotros de fiesta, y evidentemente a mitad de la noche ya le habiamos dado esquinazo. De la noche no puedo contar mucho, el que haya estado en Zaragoza ya sabe lo que hay, de garito en garito, alcohol a cascoporro y Don Pinpom y Molins algo más que alcohol, Tom y yo que eramos seres más simples nos conformábamos con beber cerveza como animales. A última hora un Don Pinpom muy perjudicado insistia en invitarnos a todos a un puticlub, pero conseguimos arrastrarlo a un taxi y a las 7:30 estábamos en el cuartel. Nos volvimos a vestir de romanos, nos dieron un arma cargada, y a las 8 en punto ya estábamos en nuestro puesto de guardia, defendiendo el cuartel, dispuestos a dar hasta nuestra última gota de sangre… por una cama.
Puro_Trap. En Guardia.