Durante meses Catalunya se ha visto azotada por una sequia sin tregua, la ausencia de lluvias a condenado al pueblo catalán a sufrir los devastadores efectos de la escasez de agua. Tras decenas de fines de semana soleados, este último finde, por fin, el cielo nos ha bendecido con precipitaciones, ¡bien!, y no ha podido ser otro, no, tenia que ser este, precisamente el PUTO FIN DE SEMANA QUE ALQUILAMOS UN BUNGALOW EN LA PLAYA.
Esta es la historia de 4 valientes, a saber: Sue Ellen, George, Lore y servidora de ustedes que hace un par de meses tuvieron la brillante idea de alquilar un bungalow en la bonita localidad de Sant Pere Pescador en plena Costa Brava (y tan Brava). Tras una semana de sol abrasador y temperaturas veraniegas, el Sábado bajo una incipiente lluvia pàrtiamos contentos cual regantes de la ribera del Ebro. Como sólo eramos 4 y mi coche es bastante espacioso, decídimos que la mejor manera de crear ambientillo era cargarlo hasta el punto de no tener sitio ni para respirar. Mis compañeros Sue Ellen, George y Lore que son muy cariñosos fueron durante todo el viaje abrazados a sus maletas y enseres varios, mientras que yo padecia la incomprendida soledad del conductor. Una de las ideas brillantes del viaje fue grabar un Cd de mp3 entre todos para amenizar el camino, Lore puso el toque de pachanga, Sue Ellen y George música ecléctica y yo era el encargado de poner la música que chana. El viaje transcurrió sin incidencias con un sólo paron a desayunar en un area de servicio donde bebí un agua turbia a la que llamaban "café" y que tuvieron el detalle de cobrarme a precio de oro.
Por fin llegamos al camping, coloco el coche justo en la barrera de entrada y de repente de unos arbustos sale un tipo que con un salto felino me pone una pegatina de "Camping Las Palmeras" en el cristal trasero del coche para luego volver a desaparecer en la maleza. Evidentemente nada más aparcar frente al bungalow fui a arrancar la pegatina con bastante poco éxito ya que por lo visto lleva el mismo pegamento que utilizan para pegar las juntas de los transatlanticos. Tras trabajar cual estibadores del puerto descargando el coche (por cierto, alguien había comprado cerveza, que asco), pasamos revisión al bungalow, que para nuestra sorpresa estaba muy bien, limpio, sin ratas, no había fantasmas… . Dado que no teniamos gas en la cocina hasta las 4 de la tarde, decidimos que era buena idea ir a comer a L’Escala, una vez allí en un ataque de inconsciencia muy propio de mi decidí llamar a Jorge Gay para que me recomendara algún restaurante, me habló del Sotavent, le dije que si para que se callara y comenté a mis compañeros que nos metiéramos en el primer sitio que viéramos…, curiosamente dando una vuelta nos tropezamos con el Sotavent y decidimos que, puestos a morir envenenados, ese era un sitio tan conveniente como cualquier otro, y no nos equivocamos, ya que la paella estaba de muerte. A la vuelta al bungalow, y con la ayuda inestimable de un operario, por fin conseguimos encender los fogones de la cocina sin hacer volar el camping (todo un detalle por nuestra parte). Para celebrar este pequeño éxito decidimos que la lluvia no nos detendria tan facilmente y nos fuimos a dar una vuelta por la playa, allí Lore decidió que seria buena idea meter los pies en el agua y cuando viniera una ola ponerse a correr para así bañarse de arriba a abajo. Dado que, por lo visto, se aproximaba la tormenta de la vida, tomamos rumbo de nuevo al bungalow, donde libre de obligaciones "choferísticas" pude entregarme a la cerveza. Lore, que enseguida se autonombró cocinera oficial del barco, nos preparó un menu mexicano impresionante a pesar de las adversas condiciones de la cocina. Fuera la tormenta aumentaba, y en vista de que las luces empezaban a flojear, George y yo fuimos designados para ir a recepción a ver si nos dejaban velas por si acaso. La chica de la recepción, cuando le contamos el problema con las luces, casi se nos pone a llorar, muy afectada nos pedia disculpas (y aun no sabemos muy bien porque nos las pedia ya que la luz no se llegó a ir) y nos dijo que velas no tenia pero nos regaló una linterna mientras George y yo intentábamos calmarla, luego la linterna no tenia pilas, pero decidimos no decir nada para que la chica no se llevara más disgustos. Teníamos un teléfono de taxi para salir, pero dada la que estaba cayendo y que en el bungalow teniamos una consola y alcohol suficiente para abastecer a una aldea rusa decidimos que seria buena idea que apalizara a todo el mundo en el Buzz (excepto Lore que salvo el honor y ganó una partida) y así entre partidas, piques varios y alcohol a cascoporro llegamos a las 5 de la mañana, hora en la cual nos arrastramos a nuestros respectivos aposentos. Dormimos a pierna suelta, aunque Lore y yo estuvimos bastante alerta por si entraba en la habitación algún portugués diciéndonos que ya tenia la camiseta para el verano.
El segundo dia caras de circunstancias por la mañana, el nutritivo desayuno estuvo compuesto por unos cafés con leche y algunas galletas, salvo en el caso de George, que decidió comerse dos fajitas frias que habian sobrado del dia anterior (desayuno nutritivo que se le llama). El plan para el día era ir a Roses y volver para degustar los míticos spaguetti carbonara especialidad de la casa de Lore para luego partir a Figueres donde visitariamos el museo Dalí (si lo que oyen, me querian meter en un museo). Al final ni Roses ni carbonara, nos fuimos a Cadaques donde nos dimos una vuelta y nos comimos un bocata. Durante el paseo por Cadaqués recibí una llamada amenazante de mi sobrino que estaba indignadísimo porque me había llevado "el juego de los mandos" y me sometió a todo un interrogatorio de cuales eran mis intenciones respecto al juego (con quien jugaba, cuando lo devolveria…)…, también me dijo que había comido patatas. El otro hecho destacable de la visita a Cadaques (aparte de que el pueblo es una pasada) es que disfrutamos de los 10 únicos minutos de sol de todo el fin de semana que nos proporcionaron el envidiable moreno que lucimos estos dias. Tras comer el bocata en un parque y tras la demostración de frialdad de Sue Ellen en su enfrentamiento con una abeja que se le posó en la ropa (increible no movió ni un musculo, y el resto alejándonos) cogimos la autopista de 3 carriles Cadaqués-Figueres. Aparcamos y, para mi sorpresa, lo de ir a un museo no era una broma. Mientras hacíamos la cola sudores frios recorrian mi varonil cuerpo, y a medida que avánzabamos empezaron los temblores, cuando me tocaba pagar intenté huir pero un nutrido grupo de personas me agarraron y me entraron en el museo entre violentos aspavientos y gritos de pánico desaforado. Lore fue más inteligente (como de costumbre) y adujo que ya había visitado el museo unas 40 veces y que había quedado con una amiga. Era un poco tarde y teníamos una hora para recorrer las 25 salas del museo…, Sue Ellen, que ya lo conocia, enseguida desapareció y nos quedamos George y yo que en la friolera de media hora habiamos recorrido 4 salas, intentamos hacer una remontada en plan marathon pero nos faltaron 5 salas… . El museo, me duele decirlo, pero era espectacular, aluciné con todas y cada una de las salas que visité y otro día, con tiempo, volveré para acabar lo que comencé…, el único fallo del museo es que no tiene bar. A la salida conseguimos reunificar a la expedición y nos encontramos con Lore que, efectivamente, estaba con su amiga en un pub irlandés. Mientras Lore era despedazada sin piedad por su presunta amiga, George y Sue Ellen fueron a comerse un helado, y yo que tenia que conducir me tuve que conformar con una puta cerveza. Antes de volver, Laia, la amiga de Lore, nos hizo una especie de encuesta para el periódico donde trabaja (si si, lo que oís) preguntándonos sobre el acceso laboral de los discapacitados, evidentemente todos respondimos que lo que tenia que hacer el gobierno era invertir más en bares y dejarse de historias. Cuando volvíamos Lore tuvo otra de sus ideas, visitar "Els aiguamolls del Empordà". Llegamos als aiguamolls y una señora nos dio un mapa y nos recomendó un recorrido, ella ya se iba, y no se por qué nos dio la sensación de que le iba diciendo a su compañera algo así como "ya verás donde acabo de meter a los gilipollas estos". Antés de iniciar el cámino fuimos a los lavabos y junto a ellos había un pequeño estanque con el cartel: "no tiren nada al lago y mucho menos animales", procedimos a guardar en el coche las 3 jirafas y los 2 ñus que llevábamos para lanzar al lago e iniciamos nuestro recorrido por la selva. El cámino estaba muy bien, si, si no fuera porque estaba completamente anegado de charcos, debimos imaginar que viniendo la idea de Lore implicaba mojarse (sobretodo ella) y la travesia fue una carrera de obstaculos hasta que llegamos al mirador donde contemplamos la naturaleza en su esplendor (muy bonito, pero tampoco había bar). Volvimos al bungalow donde el plan era comer los míticos carbonara de Lore y después salir a beber como animales, el plan se empezó a torcer en el momento en que se me ocurrió llamar al taxi barato que nos habian recomendado y enterarme que en la Costa Brava un taxi barato es aquel que cobra 30 euros por un recorrido de 10 kilómetros (30 euros de ida y 30 de vuelta, se entiende), o sea que me tocaba conducir una vez más. Por suerte en algún momento entre los nachos con queso y los espectaculares carbonara se decidió que no saldríamos y me volví a abrazar al alcohol con pasión. Una noche más jugamos al Buzz, y una noche más humillé a la audiencia (bueno, una vez más Lore me ganó una). Aproximadamente a las 3 de la mañana el cansancio y el alcohol acumulado vencieron al resto del grupo, yo seguia fresco como una rosa, pero por no hacer el feo me fui a dormir también, siempre atento por si venia un fax.
Por ser el último día decidimos que el Lunes lo aprovechariamos y por eso nos despertamos a la hora de comer. El delicioso manjar del día se componia de frankfurts, tortilla de patatas, ensalada y yo me comí la última fajita sobrante. Volvimos a cargar el coche convencidos de que al haber gastado toda la comida y casi toda la bebida iriamos más anchos…, craso error, daba la sensación de que ibamos más cargados que a la ida. La visita del día seria al Magma, que no es un bar gay a pesar del nombre. Como ya era tradición en nuestro viaje el Magma implicaba mojarse, pero esta vez mojarse queriendo, ya que el magma queridos amiguitos, es uno de esos sitios que en teoria vas a relajarte y en la realidad vas a cansarte. había piscinas de agua caliente, de agua helada (fui el único valiente que la probó), con chorros por arriba, chorros por abajo, aguas que te arrastran, jacuzzi… . Luego aparte de los juegos acuáticos habia un par de saunas (en las que casi muero afixiado), un sitio con luces verdes en el techo que todavia no he entendido para que servia, unos sillones que se calentaban sin necesidad de practicas pirómanas y una barra para hacerse cubatas, por desgracia alguien se habia llevado la bebida y sólo quedaba el hielo. Cuando acabamos, caras de sueño en el coche (todos medio sobaos menos yo) y la amarga despedida. Al llegar a casa mi sobrino me esperaba para volver a echarme la bronca por el tema del juego de los mandos. ¿Lo mejor del fin de semana en una palabra?, Cachondeo Alcoholico, Risas Incontenibles, Conversaciones Interminables, Adios Sequia…, bueno si, es más de una palabra… ¿o no?.
Puro_Trap. Buzz Master.