Lo primero que hicimos cuando nos despertamos (al mediodía para variar), fue comprobar los comentarios que habían levantado las fotos publicadas. El año pasado cuando estuve en el Oktoberfest, cuando dije que era de Barcelona, hubo quien me dijo "¡Raul!", este año, después de ganar el triplete, decidí que un día tenia que llevar la camiseta del Barça, y así lo hice. Salimos camino del recinto del Oktoberfest, Carlos al pasar por la parada del autobus dijo aquello de "¿pillamos el bus hoy?" y creo que ya ni le respondimos y continuamos caminando.
Ibamos camino del bar de la rubia para comer y nos paramos a comprar unos sombreros. Carlos compró un sombrero gris puntiagudo a imagen y semejanza de Gandalf, yo vi un sombrero bastante ridículo cuando lo estaba mirando Iñaki me dijo que ese no…, no podia comprarme un sombrero algo ridículo, tenia que comprarme el más ridículo, y efectivamente, había un sombrero rosa, con una cara de cerdo por delante y la cola del cerdo por detrás coronado por el díbujo de una jarra de cerveza…, sí, llevaba mi nombre.
Pedimos las cervezas de rigor en el bar de la rubia (de la que, por cierto, no tenemos ninguna foto…, que fallo!) y comimos tranquilamente. Cuando acabamos nos fuimos al Theresienwiese…, está vez antes de comenzar con las cervezas, Iñaki y Carlitos querian montar en una de las atracciones, como mi primo y yo somos unos rancios antiatracciones nos quedamos abajo sujetando las pertenencias. Cuando acabaron por fin, nos fuimos sin más dilación a por las cervezas (sedientos que estábamos).
Aquí hago un inciso, que no se si es necesario pero lo hago. Resulta que unos días antes de ir al oktoberfest, utilicé una de esas aplicaciones inútiles del facebook, concretamente una de consejos de Ernesto Sevilla. Me salió el siguiente consejo: "Si estáis en el cine y se os pasa algo por la cabeza, por ejemplo
"ojete" y os apetece decirlo, ¡pues decirlo! Pero decidlo fuerte, así:
"¡¡OJETE!!" y ya te quedas tranquilo. Este consejo vale también para
bibliotecas e iglesias.". Un consejo muy sabio sin duda, el caso es que desde el primer día nos dió por gritar "ojete" en cualquier momento sin venir a cuento.
Dimos unas vueltas por las tiendas y encontramos un sitio libre. De una manera rutinaria, como el que va al trabajo cada día, pedimos nuestra jarra. Mi camiseta del barça hizo que mucha gente que pasaba nos dijerá cosas, casi todas positivas, algún madridista había que no estaba tan positivo, pero bueno, que se jodan, no?. Se nos sentó un tipo de Madrid, que era del atleti y estuvimos charlando un rato, hasta que desapareció. Al poco de irse vinieron una pareja de tailandeses muy simpáticos. Tenian un hotel en Tailandia y hasta nos dieron la tarjeta, nosotros en agradecimiento les enseñamos a brindar en castellano: alzando la jarra y chocándola contra los compañeros de mesa al grito de: "¡OJETE!". La tailandesa no tardó en aprenderse la palabra y gritar "OJETE!!" en cada uno de nuestros brindis.
La tarde-noche, continuó sin mucha novedad, cenamos allí (creo) y a la hora de salir conocimos a unos tipos de Santander que estaban, como minimo, igual de perjudicados mentalmente que nosotros. Empezamos a cantar aquello de "camareroooo!!!, queeee?…, una de champiñones!…, CHAMPIÑOOONES!!!", vamos, lo típico, hasta que tomo la palabra uno de los santanderinos, y a la pregunta de "camarerooo"…, dijo aquello de "una de pipas pal pajaro!". El "pipas pal pajaro" no era otra que la canción de "Scatman", aunque nosotros no lo pillamos al momento. El caso es que esa canción no salió de nuestra cabeza, y aun hoy no podemos parar de cantarla "piiiiipas pal pajaro, pipaspalpajaro, piiiiiiiiiiiipas pal pajaro!".
Nos costó librarnos de los de Santander, porque uno había empezado a hablar de política y no había quien lo parara. Conseguimos huir con grandes dificultades y fuimos a buscar un taxi que nos llevará a la zona del Pachá. Fuimos al primer taxista que encontramos, que tenia una pinta que daba muy mal rollo. Primero nos dijo que no nos podia llevar…, luego que ha donde íbamos…, le dijimos que al "Pachá"…., "Paxá?", decia él, "no no, pachá"…, pues no, el tio decia que si ibamos al Paxá sí nos llevaba peró al Pachá no. Como somos inconscientes por definición le dijimos que vale y nos montamos en el taxi. El caso es que el Paxá…, vamos, que nos bajamos del taxi, pagamo y pillamos otro taxi al "Pachá".
Creo que es buen momento para repasar nuestro vestuario, mi primo era el que iba más normal, tejanos y camiseta heavy de Rhapsody. Carlos vestia más o menos normal pero con la peluca rosa y el sombrero de Gandalf, yo iba con mi camiseta del Barça y el sombrero de cerdo, e Iñaki vestia el chubasquero de Rocky y las gafas de sol de "Cobra". Decidimos que íbamos lo suficientemente elegantes para que, hoy sí, nos dejaran entrar al Pachá. Una vez más el de seguridad de la primera puerta nos envió a la segunda, y una vez más el de la segunda nos pidió carnet de sala…, aunque a diferencia del primer día, ya contábamos con que pasaria y teniamos el plan B: ir a nuestro bar.
De nuevo nos hicimos los dueños de la máquina de discos. Está vez había una nutrida parroquia de daneses (y danesas) que por lo visto eran estudiantes o algo así…. también había un inglés borracho que se pegaba peligrosamente a nosotros. Al salir, lo típico, vimos a la malvada bruja del norte en bici, a un astronauta…, bueno, lo que suele pasar cuando unos españoles patean las calles de Munich. Pillamos el taxi de vuelta y en la habitación del hotel Carlitos hizo la última gracia del día cargándose el cristal del cuadro que alguien robó en dias anteriores (en su defensa argumenta que creia que era de plástico) en nuestra habitación haciéndonos dormir, a mi primo y a mi, sobre cristales cual fakires, y no sólo nos pareciamos en eso…, también estábamos que echabamos fuego por la boca.
Puro_Trap. Ojete!!!.