Alicántropo: Dicese del individuo natural de Alicante que las noches de Luna llena se transforma en un ser mitad hombre, mitad lobo.
Alguien tenia que ir a Alicante este fin de semana, necesitaban a un tipo inteligente, atractivo, responsable y eficiente…, pero como todo el personal de la empresa estaba en Bolonia he tenido que ir yo. No iba sólo en mi periplo, contaba con la inestimable ayuda de una de las "Redaction Twins", la gran Sue Ellen. La otra "twin", que ostenta el record Guiness de enviarme más veces a la mierda en un sólo día (record que todos vosotros habeis intentado batir alguna vez), estaba con la "elite" en Italia.
Sue Ellen y yo empezamos a dar la nota desde el minuto uno, para empezar con buen pie nos tuvieron que llamar por megafonia para embarcar, y no es que llegáramos tarde, estábamos en el aeropuerto dos horas antes del vuelo, pero estábamos ocupadísimos sentados en el restaurante charlando. Como Spanair habían sido tan amables de ponernos en la última fila, en unos asientos que ni siquiera tenian ventanilla, recorrimos todo el pasillo entre las miradas de desprecio del resto del pasaje que si había llegado puntual. Aterrizamos sin novedad en Alicante y un amable taxista se ofreció a estafarnos 10 euros (es lo que cobró por un trayecto de 3 Kilómetros) a lo que accedimos encantados al grito de, junto a "Danger! High Voltage" la frase más pronunciada del fin de semana: "Paga el Chiqui".
Entramos en el recinto del Instituto Ferial Alicantino (Ifa para los amigos) y cuando preguntamos donde teniamos que ir el vigilante puso una cara de pánico indescriptible, horrorizado se quedó cuando le dijimos que no habiamos venido en coche, sus glándulas lacrimales se humedecian mientras con gran pesar nos decia que que nosotros teniamos que ir al pabellón 2, y que teniamos un rato andando. Nos púsimos nuestras botas de explorador, cogimos las tiendas de campaña y bien proveidos de víveres iniciamos nuestra odisea…, tras 5 minutos (ni un segundo más) de interminable caminata llegamos al, presuntamente lejano, Pabellón 2. Fuimos al stand, y mientras esperábamos la llegada del transportista (tenia que llegar a las 17:30 y llegó a las 19:30) estuvimos sentados 3 horas sin otra ocupación que poner una y otra vez el "hit" con el que hemos atormentado a Alicante, el mítico "Danger! High Voltage" de los, no menos míticos, "Electric Six" y hacernos fotos imbéciles, especialidad en la que soy todo un artista. Ni Sue Ellen ni servidora habiamos montado en nuestra vida un stand, pero la imagen de las tapas que nos íbamos a zampar en cuanto saliéramos de allí nos dió alas y el stand quedó montado en un tiempo record.
Tras pasar brevemente por el hotel a dejar las cosas, nos dirigimos al restaurante Nou Manolín, que nos había recomendado nuestro jefe, aunque realmente no estuvimos muy convencidos de ir hasta que confirmamos con el taxista que no era el sitio más barato de Alicante y que se comia bien, lo siento Chiqui, llámanos desconfiados. Llegamos perfectamente, ya que el día antes de partir a Alicante, me había preparado un completo mapa con el hotel y varios garitos (antros que diria alguien que yo me sé). En principio íbamos a tapear, cuando entramos la barra estaba llega y el camarero nos dijo que si queriamos comer en la barra o nos íbamos arriba, dijimos que arriba sin dudar. La parte de arriba, amigos, no era precisamente un bar de tapeo, era un restaurante de lo más elegante, de esos que hay que pedir una hipóteca para cenar. Podríamos habernos arrepentido y salir, pero el hambre y, sobretodo, la famosa consigna "paga Chiqui" hizo que pidiéramos mesa para dos. La mejor manera de describir el sitio es la frase que dijo Sue Ellen cuando nos sentamos: "aquí todos son del PP menos nosotros". Nos zampamos un jamón ibérico con pimientos de Padrón y un arroz negro acojonantes, eso si, en ningún momento dejamos de hacernos fotos imbéciles ante las caras de fastidio y horror de los peperos.
De camino al "Pixies", que era el sitio elegido para estrenarnos en la noche alicantina, nos dimos cuenta que lo de la gente del PP era algo más que una suposición, vimos una calle dedicada a un teniente con una placa en la que celebraba su participación en la victoria franquista y todavia con la cara de susto nos metimos en el antro elegido que estaba situado en la Calle General Primo de Rivera, conocido demócrata. El sitio tenia una decoración curiosa, con caricaturas de Kiss, AC/DC, Iggy Pop, Ramones, Rolling Stones…, celebraban los 10 años y ponian una música realmente buena, seguimos con nuestras fotos imbéciles y tras unas birras volvimos al hotel Goya (que rima con canelones). El día se había pasado volando y era una pena tener que irse a dormir, por suerte, unos amables alemanes me mantuvieron despierto gran parte de la noche con sus gritos y carreras constantes, pero peor fue lo de mi amiga Sue Ellen, que tuvo la feliz ocurrencia de poner en la puerta de su habitación uno de esos carteles de "Don’t Disturb" que en castellano se traduce (no literalmente) como "Por favor lláma al teléfono de esta habitación a altas horas de la noche".
El Sábado fue de trabajo, todo el puto día metido en la feria, los únicos hechos destacables fueron las múltiples veces que sonó el "Danger! High Voltage" en nuestro stand (importante recalcar que el tema siempre iba acompañado de nuestros bailes y cantos), la continuación del reportaje de fotos imbéciles y que Sue Ellen entrevistó a Fele Martinez. Fele Martinez (el feo de Tesis para quien no se acuerde) recibia un premio a la imagen, que es como si me dan a mi un premio al más abstemio o al Puto Heavy uno al vestuario más colorista. También destacar el curioso halago que me soltó una señora: "¿De verdad eres catalán?, pues hablas muy bien el castellano".
Por la noche, volvimos al Nou Manolin a comernos, esta vez si, unas tapas. Efectivamente nuestro tapeo consistió en jamón ibérico, dátiles con bacon, montaditos…, bueno, ya sabeis, "paga Chiqui". Hubo más fotos imbéciles, y antes del postre, la señorita Susi Depeix llamó para comprobar que no me había liado con ningún escocés. La noche continuó en el "Murphy’s", curioso pub irlandes, donde me puse hasta el culo de una cerveza checa llamada Budjelovich o algo así, que estaba de muerte. Pusieron canciones, de Los Ramones, Beck, Iggy Pop (que grande el "The Passenger") y de algún grupo que me recordó a la del porno… . Aquella noche en el Hotel dormí del tirón sin ningún ruido, no tuvo suerte mi compañera Sue Ellen que dormia dos pisos más arriba y fue despertada por un grupo de alemanes borrachos.
A la mañana siguiente nos despedimos del hotel y de los alemanes, en la feria el día fue un absoluto y total coñazo, mi único consuelo era hacer sonar de vez en cuando el "Danger! High Voltage". A las 18 decidimos que ya teniamos sufiente, empezamos a desmontar el stand. Guardamos la estructura, después las láminas y por último los travesaños magnéticos que lo sujetaban todo. Alguien dijo una vez que no existe nada a prueba de gilipollas para un gilipollas con talento, y yo soy uno de esos. La caja del stand tiene las medidas justas para que quepa todo, por eso cuando fuimos a guardar los 7 travesaños que desmontamos en los 8 huecos vacios que hay en la caja del stand nos percatamos de que algo fallaba. Tras una serie de operaciones matemáticas descubrimos que nos faltaba un travesaño…, increible, buscamos y rebuscamos, ¡no estaba!, algún cabrón (o cabrona) alicantino (o alicantina) había encontrado altamente gracioso llevarse uno de nuestros travesaños. Yo reconozco que en mi juventud también era de los que le robaba la escoba al barrendero para reirme, pero es que cuando yo lo hacia tenia mucha gracia, esta vez no. En cuestión de minutos todo el personal de seguridad estaba movilizado a nuestro servicio, buscando a algún tipejo sin escrúpulos que portara un hierro de aproximadamente un metro en estado de descanso y tres en estado de excitación. La busqueda fue infructuosa, y eso que peinamos (que es como se buscan las cosas en los congresos de peluqueria) la zona a fondo. La única esperanza era que en los dias siguientes el personal de limpieza lo encontrara, el jefe de seguridad nos dio ánimos y nos dijo que seguro que apareceria…, tendria que haber apostado algo. Serios, cabizbajos y alicaidos (que no es lo mismo que alicantinos) nos dirijimos al aeropuerto. Al poco de comenzar la cena ya estaba sonando el "Danger! High Voltage" y nosotros haciendo nuestras fotos. Es más, nos pusimos la melodia en los móviles y nos haciamos llamadas perdidas, un par de jovenes suecas (supongo que eran suecas, da igual, tampoco creo que entren aquí a desmentirme) alucinaron cuando escucharon que mi movil empezaba a sonar y en lugar de cogerlo, Sue Ellen y yo nos poniamos a bailar y a cantar. A última hora ellas también cantaban. Esta vez nuestros asientos estaban en la puerta de emergencia, dejando en nuestras manos la responsabilidad de salvar las vidas de todo el avión en caso de accidente. La azafata no me dejó que tuviera un libro en las manos cuando despegábamos porque estaba junto a la puerta de emergencia, supongo que es que allí sólo pueden sentarse analfabetos y no querian que nadie del pasaje protestara.
Cuando llegamos al aeropuerto de Barcelona, cogimos el taxi de un tipo que, según sus propias palabras, llevaba semanas sin poder hablar con ningún cliente porque todos eran extranjeros, con nosotros se desahogo a gusto, tanto que al final hasta nos dió su mail para quedar un día a hacer unas birras. Y así acabó nuestro fin de semana…, bueno no, así no, hay algo más…
El Lunes fuimos a trabajar, yo me pasé toda la mañana hablando con la gente de la feria por lo de nuestro travesaño, primero me dijeron que no habian encontrado nada pero que aun no se había acabado de limpiar, luego que seguia sin aparecer la pieza pero que se revisarian los videos a ver si se veia algo…, incluso pregunté cuanto nos costaba un puto palitroque de esos y me dijeron que lo podia tener por la módica cantidad de 105 Euros. A última hora de la tarde, derrotado, llamé a mi jefe a Bolonia para darle las "buenas" noticias y que me dijerá que día quedábamos para que me diera los 100 latigazos con los que se castiga la perdida de un travesaño. Hablé con mi compañero (Chiqui no podía cogerme el teléfono), y con gran pena le conté nuestra odisea. A los 10 minutos me llaman ellos…
– Oye -me dice mi compañero-, cuantos travesaños teneis, ¿siete?
– Si -respondí yo avergonzado-.
– Es que son siete no ocho, hay un hueco ("pa mi mulata pa mi guerrera") libre en la caja
– Ssssstupendo.
Hoy no puedo dejar de pensar en el vigilante, ese hombre que posiblemente se este dejando la vista mirando videos para ver quien había sido el desalmado que se había llevado una parte del stand de aquellos pobres catalanes, que no lo parecian, porque hablaban muy bien el castellano.
Puro_Trap. High Voltage.